La Biblia de Gutenberg, también conocida como la Biblia de 42 líneas |
La Biblia de Gutenberg, es una versión impresa de la Vulgata, que fue impresa por Johannes Gutenberg en Maguncia, Alemania, en el siglo XV. Aunque no es, como se dice a menudo, el primer libro impreso mediante el sistema de tipos móviles, fue su mayor trabajo, y tiene el status de icono como el comienzo de la «Edad de la Imprenta».
El formato es posiblemente una imitación del manuscrito de Maguncia, también llamado Biblia gigante de Maguncia, cuyas 1.300 páginas fueron escritas a mano.
El nombre «Biblia de 42 líneas» se refiere a al número de líneas impresas en cada página, y es usada para diferenciarlo de la edición de 36 líneas posterior.
42 líneas, llamada así por ser éste el número más frecuente de líneas por columna en cada una de sus 1.280 páginas, fue concebida para que se asemejara lo más posible a un manuscrito, el códice de aquella época: no llevaba números de página, ni páginas de títulos u otros rasgos característicos de los libros modernos.
La preparación para esta edición comenzó después de 1450, y las primeras copias estaban disponibles para 1454 ó 1455. Fue realizada usando una prensa de impresión y tipos movibles. Una copia completa tiene 1.282 páginas y la mayoría fueron encuadernadas en al menos dos volúmenes.
Estas impresiones se realizaban mediante la aplicación de una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre el papel o el pergamino. Tampoco fue mérito suyo la composición de textos con caracteres móviles, es decir, la fabricación de letras o símbolos individuales.
Esta Biblia es el más famoso incunable, y su producción dio comienzo a la impresión masiva de textos en Occidente. Se cree que fueron producidas alrededor de 180 copias, 45 en pergamino y 135 en papel. Luego de impresas, fueron rubricadas e iluminadas a mano, trabajo realizado por especialistas, lo que hace que cada copia sea única.
Peter Schöffer |
Pero esto iba demasiado despacio, y además las letras de madera no podían durar mucho tiempo, a causa de su poca resistencia a la presión. La mejora que introdujo entonces Schoeffer fue muy importante. Grabó la letra en el extremo de un trozo de metal, y esta letra le sirvió de modelo para hacer con punzón un molde en un metal más dúctil. Luego no necesitó más que fundir metal y verterlo en el molde. De este modo pudieron hacerse ejemplares más rápidamente y según iba endureciéndose el metal.
El hecho de que Schoeffer ayudara en esto a Gutenberg es importantísimo; pero no quita ni un átomo del honor que se debe a éste. La primera idea, la gran idea, pertenece a Gutenberg; la ejecución de los detalles se debió mucho a Schoeffer, que era precisamente el hombre que se necesitaba entonces.
Y ahora comenzó el trabajo de toda la vida de Gutenberg, pues había determinado imprimir 2a Sagrada Escritura. Mucho tiempo y mucho dinero necesitó para hacerla. Los nuevos impresores hubieron de hacérselo todo: tuvieron que grabar y fundir los tipos, componerlos, corregir la composición, luego imprimir las páginas y componer, corregir e imprimir otras. Nunca había bastante dinero para pagar los trabajos. Antes de haber impreso las tres primeras páginas, llevaban gastados 3.000 florines, y siempre estaba Gutenberg temeroso de no tener bastantes recursos para terminar aquella obra.
El hecho de que Schoeffer ayudara en esto a Gutenberg es importantísimo; pero no quita ni un átomo del honor que se debe a éste. La primera idea, la gran idea, pertenece a Gutenberg; la ejecución de los detalles se debió mucho a Schoeffer, que era precisamente el hombre que se necesitaba entonces.
Y ahora comenzó el trabajo de toda la vida de Gutenberg, pues había determinado imprimir 2a Sagrada Escritura. Mucho tiempo y mucho dinero necesitó para hacerla. Los nuevos impresores hubieron de hacérselo todo: tuvieron que grabar y fundir los tipos, componerlos, corregir la composición, luego imprimir las páginas y componer, corregir e imprimir otras. Nunca había bastante dinero para pagar los trabajos. Antes de haber impreso las tres primeras páginas, llevaban gastados 3.000 florines, y siempre estaba Gutenberg temeroso de no tener bastantes recursos para terminar aquella obra.
Por fin, en 1455, presentóse al mundo el primer libro impreso: la Santa Biblia, en lengua latina, encuadernada en dos voluminosos tomos. El triunfo de la imprenta era un hecho palpable. Todo el mundo estuvo de acuerdo en que era tan claro como un manuscrito, y como se habían impreso muchos ejemplares a un mismo tiempo, el coste no resultaba tan elevado, ni mucho menos, que si hubiese sido copiado a mano; por otra parte, y sobre todo, el trabajo se hacía mucho más aprisa.
Fuentes:
www.documentalistaenredeado.com
www.canalpatrimonio.com
www.escolar.com
www.wikipedia.com
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